Mares
Espejo de historias inmemorables, páramo líquido sembrado de cruces, boca de labios irreconciliables, El Mediterráneo. Rozando la melena de su oleaje, libre de tiempo y fronteras, cabalga como arena en el Siroco la incontenible voz del Poeta. Voz de uvas y de mar, de montañas y de leña, con versos construye un barco; como aquel con que escribiera atravesando el Atlántico, su más hermoso poema. “Esto era yo”, acababa de decir ella —y si, así era, del mar entera, antes de que el miedo le cambiara las ideas—, cuando parada en el embarcadero de una playa en Marsella a sus espaldas oyó: “Necesito del mar porque me enseña…” voz de mujer, que como el mar, parecía dulce a pesar de ser de sal continuó leyéndole a su compañera “No sé ...